Por Fabiola Ramírez Salas-Linares, columnista de Radiografía Informativa.
En esta ocasión les voy a escribir sobre el sexo en la tercera edad. Probablemente algunos de ustedes piensan que esto de la actividad sexual tiene caducidad, bien nos dicen por ahí “aprovechen ahora que se puede”, esa es la creencia del grueso de la población, nos imaginamos a nuestros adultos mayores asexuados, incluso, desinteresados en el tema “ya no están para eso” pero si pensamos que la esperanza de vida en nuestro país es de alrededor de 75 años ¿a qué edad se les antoja que termine la vida sexual?, ¿50, 60 o 70?
Ustedes que nos leen ¿qué edad tienen?, ¿a qué edad planean terminar con su vida sexual?, ¿a qué edad tienen planeado iniciar su celibato de la ancianidad?
La realidad es que no existe ninguna razón para terminar con la actividad sexual y la gente de la tercera edad, tiene actividad sexual, aunque no hay muchos estudios al respecto si podemos asumir que cada individuo la vive de manera diferente.
La sexualidad es un factor fundamental para el bienestar y calidad de vida de todas las personas; y los adultos mayores no son la excepción.
Si bien es cierto que al avanzar en edad la actividad sexual disminuye, esta disminución no estaría relacionada con el deseo sexual, el cual disminuye muy poco o bien puede conservarse sin cambios e incluso llegar a aumentar en algunos casos, pero probablemente más que un cambio drástico, ocurre más bien una adaptación.
Ahora bien, a medida que el cuerpo envejece experimentamos cambios importantes a nivel físico y fisiológico. El principal cambio al que se enfrentan las mujeres es la menopausia; con la menopausia los niveles de estrógeno son muy bajos, la mucosa vaginal es más delgada y presenta menos pliegues, lo que hace que sea menos flexible. El tejido vulvovaginal seco y frágil es susceptible a lesiones durante el coito.
Pero mucho cuidado lectoras, cuando una mujer no tiene relaciones sexuales u otras actividades sexuales vaginales, de manera regular después de la menopausia, su vagina también puede llegar a ser más corta y estrecha. En consecuencia, una vez que intente tener relaciones sexuales, es probable que experimente dolor, incluso si usa un lubricante. Esto se debe a que los tejidos vulvo-vaginales secos y frágiles se vuelven susceptibles a las lesiones o sangrados durante la penetración. El malestar resultante puede ser tan grande que la mujer evitará las relaciones sexuales, empeorando la condición.
A veces, incluso las mujeres que no son sexualmente activas (de la edad que sean), sienten molestias por la sequedad y la irritación vaginal que las acompañan, esto nos indica claramente que aquella frase de “lo que no se usa se atrofia” es perfectamente válida en este caso.
El tener actividad sexual vaginal regular durante la menopausia ayuda a mantener los tejidos de la vagina gruesos y húmedos, así como una longitud y anchura vaginal normal. Todo esto contribuye a experimentar una actividad sexual placentera.
¿Y qué pasa con nuestros lectores hombres?, les diré que los hombres también experimentan su propio bajón hormonal, la famosa andropausia y a diferencia de las mujeres no se presenta una interrupción hormonal abrupta, sino que es una disminución gradual de la testosterona.
Al llegar a esta etapa de la vida, los hombres pueden demorarse más en lograr una erección, puede no ser tan firme como antes, la cantidad de la eyaculación puede disminuir, además de otros cambios como pérdida de masa muscular, pérdida de concentración, menor interés por la actividad sexual, etc.
Pero ¡ojo! mis queridos lectores, que esto no es irremediable, existen tratamientos a base de testosterona que pueden ayudarles con estos síntomas, sin embargo no todos son susceptibles de sujetarse a ellos pues tienen también contraindicaciones.
Ahora bien, ya mencionamos que muchos de los inconvenientes ligados a la menopausia y a la andropausia pueden remediarse con una terapia hormonal, e incluso con algunas modificaciones en la dieta. Sin embargo de no ser sujetos de someterse a estas terapias hormonales, recuerden que estos cambios no significan que no puedan seguir disfrutando del sexo.
Muchas veces la falta de actividad sexual se debe más a prejuicios, mitos y desinformación que a problemas físicos realmente incapacitantes. De hecho, algunas mujeres disfrutan más del sexo a medida que se hacen mayores porque ya no sienten temor de un embarazo no deseado.
El sexo puede y debe ser “desgenitalizado,” pues el órgano sexual es todo el cuerpo, junto a la mente, las emociones y la motivación. Las estadísticas internacionales marcan que más del 60% de las personas mayores de 65 años pueden clasificarse como “sexualmente activas”. Además, un tercio de los mayores de 80 años llevan una vida sexual activa. También se comprobó que las personas más sanas practican más sexo, los adultos mayores viudos que se vuelven a casar tienden a aumentar su esperanza de vida y disminuir sus riesgos.
Los seres humanos demandamos afecto mientras vivamos, necesitamos la cercanía de los demás y los cambios físicos y psicológicos no deberían hacernos renunciar al placer, dentro de la sexualidad recuerden que incluimos caricias, abrazos, besos, cercanía y todas las manifestaciones de afecto, incluyendo por supuesto el coito, pero no exclusivamente.
Así que no se detengan por prejuicios, recuerden que la actividad sexual no se limita sólo a los genitales, exploren, disfruten y no se detengan por la edad. Recuerden que la edad sólo es importante para los vinos.
Nos leemos la próxima vez.
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